Aunque no lo crean el ciberespacio es una cosa, luego es medible y pesable. No faltan estimaciones de todo tipo, desde el número de internáutas y páginas webs, hasta la cantidad de transacciones económicas o de información que acumula. Sin embargo, nada sabíamos de lo que pesa. Sí, el ciberespacio pesa. Nos enteramos vía The End of Cyberspace y, tal como se hace en ADAMANT, los vamos a pesar. Lo primero que debemos hacer es separar el hardware del software y los contenidos, pues lo que nos interesa es todo ese material que circula por la red.
Se estima que hay unos 75-100 millones de servidores que consumen alrededor de 350-400 watios cada uno, lo que supone alrededor de 40 mil millones de watios, es decir 40 GW. Sigamos. Como la tensión de funcionamiento típica de un chip de silicio es del orden de 3-4 voltios, entonces la intensidad de corriente que circula ronda los mil millones de Amperios, o sea 10 GA. Y dado que un amperio se produce cada vez que se mueven 10 trillones (10^18) de electrones por segundo, entonces un cálculo rápido revela que la web pesa 50 gramos.
Aquí no termina la cosa. En términos generales se puede decir que a cada habitante del planeta le correspondería pagar de media unos seis watios de potencia para mantener vivo en ciberespacio. Sabemos también que nuestro cerebro es una máquina que consume unos 20 watios mientras trabaja. En fin, que si hacemos el reparto menos estadístico y más real (sólo hay mil millones de personas con acceso a internet) descubrimos que gastamos más energía para navegar que en pensar.
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